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Arquitectos: Alexandre Loureiro Architecture Studio
- Área: 300 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Alexander Bogorodskiy
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Proveedores: Rothoblaas, Adobe, AutoDesk, Cinca, Diathonite, Duravit, Knauf, Maxxon, Ofa, Onduline, Raul Sousa, Weber
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este espacio de co-work se encuentra dentro de la muralla defensiva de Fernandina, elemento que define el centro histórico medieval de Oporto, como parte del entorno urbano del Patrimonio Mundial de la Unesco. Se desarrolla en un edificio del siglo XVII que fue construido originalmente como casa burguesa que luego fue ocupada por un convento y, posteriormente en el siglo XX, fue ocupado por una casa de huéspedes de bajo costo que funcionaba simultáneamente con una taberna y una imprenta.
Tras la explosión del centro histórico y densificación de la ciudad tradicional del siglo. En el siglo XIX, este eje recupera ahora una nueva dinámica con el retorno y la recuperación del vasto patrimonio arquitectónico vacante. Una mayor conciencia y valoración del patrimonio construido por las generaciones más jóvenes ha despertado el interés y la intención de ocupar esta zona de la ciudad. Este proyecto nació de ese deseo.
Es un sitio bisagra que marca simbólica y físicamente el cambio entre dos tipos de ciudad: la ciudad histórica y la ciudad tradicional de los años 900. Como cualquier franja o límite urbano, es un lugar de contrastes y diversidad, rico en cambios de escala de la ciudad. Por un lado, tenemos las calles / callejones estrechos y tortuosos que descienden hacia el río. El edificio vive de esta dualidad y dinámica aprovechando el relieve tangencial que ofrece la plaza.
La propuesta de proyecto es sensible a la comprensión de los elementos singulares que caracterizan y dan forma a la estructura como aprovechar la dimensión de los espacios existentes, tipológicamente similares a las naves industriales. Instalando la zona polivalente, la zona de trabajo compartida y la zona de ocio en un mismo espacio, dando como resultado un espacio abierto, continuo y amplio. Por el contrario, las áreas de reunión, aunque bastante generosas, están mucho más segmentadas y compartimentadas debido a los requisitos programáticos.
Al analizar el estado de conservación del edificio, se decidió intervenir la estructura de madera existente, conservando, en la medida de lo posible, los elementos característicos y singulares de los edificios para que no se desintegren su morfología y tipología original.
Nuestro trabajo no solo devolvió un edificio significativo a la ciudad sino que también planteó un desafío para la conversión de edificios dentro de los centros históricos que demostró que estas estructuras centenarias son capaces de sostener desarrollos programáticos contemporáneos y otras funciones asociadas con usos no domésticos. Esta intervención aporta cierta dinámica y complejidad al centro histórico, volviéndose cada vez más monofuncional.